jueves, 24 de enero de 2013

Lloro. Y tengo tantos motivos que no sé por cuál de ellos lo hago. Desesperación, impotencia, cansancio, problemas o bien por la añoranza a personas que ya no están a mi lado.
Me miro al espejo y no sé a quién veo. No sé quién soy o en qué me he convertido. Solo sé que de pequeña todo esto no me ocurría. Y es ahora cuando me doy cuenta de lo equivocada que estaba cuando soñaba  con ser mayor. Hoy me viene la nostalgia por querer volver a ese tiempo, a la infancia. Y deseo ser una niña pequeña e inocente y solo preocuparme en jugar.
Tan solo tengo casi 17 años y ya estoy amargada. Esperando a que llegue el verano para no sentirme tan mal, para evadir mis problemas con el calor del sol, o las olas del mar.
En la flor de la vida y ya la noto marchita. Pero, incluso con esta edad, nadie dijo que fuera fácil.