Hay que saber cuándo una etapa llega a su fin.
Cuando insistimos en alargarla más de lo necesario, perdemos la alegría y el sentido de las otras etapas que tenemos que vivir. Lo importante es dejar en el pasado los momentos de la vida que ya terminaron. El pasado no volverá, todo pasa, y lo mejor que podemos hacer es no volver a ello. Deshacerse de ciertos recuerdos significa también dejar libre un espacio para que otras cosas ocupen su lugar.
Nadie en esta vida juega con cartas marcadas. Por ello, unas veces ganamos y otras, perdemos. No esperes que te devuelvan lo que has dado, no esperes que reconozcan tu esfuerzo, que descubran tu genio, que entiendan tu amor.
Antes de comenzar un nuevo capítulo hay que terminar el anterior: repítete a ti mismo que el pasado no volverá jamás. Recuerda que hubo una época en que podías vivir sin aquello, que no hay nada insustituible, que un hábito no es una necesidad.
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